sábado, 25 de febrero de 2023

NO CESA LA TORMENTA

Quizás sólo nos movamos a través del miedo durante toda la vida, quizás ese sea nuestro motor. Por miedo a necesitar una caricia y no tenerla cerca nos aferramos a personas que nos hacen daño. Por miedo a no sentirnos útiles nos quedamos en trabajos que nos mortifican. Por miedo a hacer daño a los demás le damos mil vueltas a nuestros pensamientos y sentimientos antes de expresarlos. Por miedo a enfermar comemos y bebemos antes de sentir la necesidad de ello. Por miedo a no cumplir con los valores correctos buscamos consuelo en colectivos religiosos. Por miedo a vernos sin nada ayudamos al que nada tiene. Adquiere entonces el miedo una connotación negativa o positiva en según qué casos. Sin embargo, la mayoría de las veces éste tan sólo nos convierte en un envoltorio de carne sin más esperanza que la de temblar ante la vida, marionetas febriles devoradas cada anochecer por nuestras propias sábanas. Y con estos harapos nos arrojamos al arte, en un intento por sobrevivir al terror. Pero el consuelo de la expresión artística no es sino un reflejo de nuestra sombra.

Quizás la primavera que cantaban los romances se extinguió por nuestra mano hace siglos, quizás en nuestro paso infecundo sepultamos tan hondo las semillas que jamás volvieron a ver la luz. Quizás tomamos sin saberlo la decisión consciente del drama y la guadaña y con el tiempo nuestros ojos evolucionaron hacia este alumbramiento. Quizás nos perdimos en la infinita negrura del espacio y todo cuanto podemos hacer es temer el último frío y la última noche de los tiempos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

SOMBRAS

 Sombras como losas, como imágenes borrosas, como estas nubes que no parecen querer irse de aquí. De nuevo el baño a puerta cerrada, como un...