Llevo unos meses alicaída, esa es la verdad. Sonrío y me hago la fuerte y nunca cuento nada triste o feo a nadie, esa es una de mis heridas, la necesidad de no molestar a los demás. Creo que es algo de lo que pocas hablamos en voz alta pero muchas vivimos. Nos arrojamos a la soledad y al retiro de manera voluntaria y pasamos allí demasiado tiempo, sumergidas en la penumbra, dejando que nuestros músculos se atrofien, entonces pasa el tiempo y nos lamentamos porque nos duele movernos, o porque ni siquiera sabemos ya como hacerlo. Los días en los que nos arreglábamos o nos desnudábamos y nos veíamos sexy, los días de maquillaje o de piel fresca, los días de autocuidado y sonrisa por que sí, esos parecen no haber existido nunca. Se nos olvida que somos lo que escribimos, lo que nombramos, lo que usamos como descripción para nosotras mismas y para el mundo que nos rodea. Nos olvidamos de nuestro poder. ¿Cuántas veces os ha pasado que andabais dándole vueltas a algo en la cabeza y ha ocurrido? Cuántas veces habéis caminado perdiendo en vuestro paso la vergüenza del tropiezo y habéis llegado al sitio deseado sin daros cuenta? Y por muchas veces que nos ocurra, por muchas que la experiencia nos muestre la autenticidad de nuestros quereres, arrojamos al hastío todo nuestro equipo.
Llevo unos meses alicaída, también sufro de memoria selectiva, en mi cabeza el hueco reservado para amarme es demasiado pequeño. Es por eso que, a menudo, recurro a la poesía, una de mis herramientas para recordar. Y os aseguro que hasta el día de hoy nunca me ha fallado, siempre hay unos versos que me traen de vuelta, que me nombran a mí y que nombran a la luz que me impongo como condena, y entonces repito mi nombre en voz alta tres, cuatro, cinco veces y mis músculos se desentumecen de nuevo. Hoy le ha tocado a Bukowski echarme un cable, somos ya viejos conocidos. Como dice Buko, todo continúa tal cual lo escribimos.
Carson McCulers (Charles Bukowski)
murió alcoholizada
envuelta en una manta
en una hamaca
en la cubierta de un barco
de vapor de ultramar.
Todos sus libros
sobre el terror de la soledad
todos sus libros
sobre la crueldad
del amante sin amor
fueron cuanto quedó de ella.
Cuando un turista que paseaba
vio el cadáver
se lo notificó al capitán
y la trasladaron en seguida
a otro lugar
del barco.
Y todo continuó
tal y como ella
lo había escrito.
___________________________________________
She died of alcoholism
wrapped in the blanket
of a deck chair
on an overseas
steamer.
All her books of
terrified loneliness
all her books about
the cruelty
of the loveless lover
were all that were left
of her.
As the strolling vacationer
discovered her body
notified the captain
and she was dispatched
somewhere else
upon the ship.
As everything else
continued
as
she had written it.
No hay comentarios:
Publicar un comentario